Por Harry Lime
Samanta Villar, una periodista que podría ser perfectamente la doble de Soraya Sáenz de Santamaría, protagonizará el próximo viernes en la cadena Cuatro un «reality show» de impacto títulado «21 días: Entre Cartones». Para la cadena se trata de un «excepcional y revolucionario trabajo periodístico nunca antes realizado en nuestro país».
En el video promocional, Samanta camina por la calle y se nos acerca con una música en la que una guitarra distorsionada deja claro que es un programa de impacto. «Sin maquillaje, de cerca y sin intermediarios, esto es 21 días, la verdad en primer plano», nos dice una maquilladísima Samanta, mientras nos explica que va a entrar «en la vida de otras personas», «a zambullirse en otras realidades» y anuncia que experimentará «situaciones que nunca jamás habría imaginado».
Samanta aparece dentro de una caja de cartón, rodeada de auténticos homeless, de carne y hueso. Su intención es comprenderles, porque según su filosofía de la vida «hay problemas que solo se entienden cuando se sienten en la propia piel».
Por eso sentirá «hambre, frío y miedo», pero solo durante 21 días. Samanta tiene como única protección un pequeño bote de spray de autodefensa. Se queja del olor insoportable que la rodea durante esos 21 días, «imposible respirar», comenta. Durante 21 días prescindirá del maquillaje.
Un primer plano nos muestra sus lágrimas, también la vemos rebuscando en un contenedor de basura mientras un cámara graba la escena y se «relaciona» con los indigentes. Planos robados de la gente sin hogar, o «personajes»- como los llama la cadena- a la que supuestamente va a comprender.
En una segunda «promo» Samanta rebusca en los contenedores los alimentos caducados que tiran los supermercados. Va a ser «una más», durmiendo entre cartones y a la intemperie.
La verdad se reduce a «sonrisas», «lágrimas» y «ojeras»; la verdad desnuda, sin explicación, sin relación alguna con la razón, solo sentimientos y sensaciones de la joven periodista en un «espectáculo» de «low cost». Consigue actores muy reales, a los que filma sin consentimiento y sin reparo ¿Dónde reside la verdad en este disfraz?
La cadena promete, «desde un primerísimo plano», dar a conocer «el cruel mundo de la indigencia». Según la cadena, esos 21 días estarán «llenos de rutina. Caminar, buscar comida, sentarse en un banco a descansar y dormir. Son los cuatro aspectos en los que se reduce la vida de los «sin hogar». Si la suerte está de cara, podrá entrar en algún albergue a comer. Eso si no tiene que elegir entre llevarse el único plato caliente a la boca o ducharse». Así, la periodista participa en una especie de «gymkhana» y las situaciones son como pruebas que intentará superar, como si fuera la concursante de «Supervivientes», y cambiara la selva tropical por las calles de Madrid.
Esa «rutina» es transformada en un producto televisivo que de observar tan de cerca, tan en primer plano, tan irreflexivamente la realidad, la trivializa hasta tal punto que reduce la tragedia humana a mero entretenimiento para el viernes noche.
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