Jose María Muñoz
El fin de semana no es el mejor momento para visitar esta fiesta del libro. Mucha gente que dificulta el acceso a las casetas, que únicamente fluye en un sentido o en otro (hacia el Ángel Caído o hacia la puerta de O´Donnell) sin ninguna finalidad aparente. Puro transitar.
Por otro lado, el fin de semana es el mejor momento para aquellos a los que les guste ver famosos, o a algún escritor. Por ejemplo, mientras estaba mirando los libros en la caseta de la editorial Hyperion, apareció Luis García Montero para saludar allí a Benjamín Prado, gran poeta pero (desde mi punto de vista) insulso tertuliano o todólogo en las tardes de la Sexta. Tampoco tenía a nadie esperando su firma pues hoy día hay casi más poetas que lectores de poesía. Quién si firmaba libros como churros bajo su gorra de béisbol era Blue Jeans, que es una clara copia a la española del fenómeno literario suscitado en Italia por Federico Moccia, quien tal vez no sea merecedor del Nobel pero que de seguro recibirá el eterno agradecimiento del gremio de los fabricantes de candados.
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